Desde pequeña escuché a mi abuela cantar, mientras se ocupaba de sus plantas en el vivero que tenía en nuestro patio, tarareaba canciones de María Marta Serra Lima, Violeta Parra y distintos tangos y boleros. Logró grabar su propio disco en CD a los 74 años, lo cual la hizo muy feliz, ya que este fue uno de sus mayores anhelos musicales antes de morir. Esta fotografía es del año 2002 y sale tocando con sus amig@s que hacían folclore en la radio comunitaria "Nueva Era", la cual fue la segunda casa de mi abuela por años y, por lo tanto, la mía, pues siempre la acompañaba a todas partes, lo que finalmente hizo que fuera una esponjita que absorbió mucho aprendizaje sobre música, plantas, teatro y sobre todo fotografía.

Mitín político en Tomé, de izquierda a derecha: Sandra Placencia, Cecilia Placencia y Tania Castillo.

María Virjinia Fernández Nuñez e Isabel Eloisa Fernández Nuñez, nominadas a la corona. Mi madre y mi tía en la fiesta de la primavera de Caldera.

Retrato en tumba de angelito Juan, aparece su madre y su hermano. Fotografía cortesía de Rita Gajardo.

salida a la playa para trabajar (aproximado todo el verano) en familia

Isabel Eloisa es elegida reina de belleza de playas y piscinas de Caldera. Un orgulloso ser parte de la realeza local.

En mi colegio todos los años organizaban una marcha del "Día sin fumar", en esta ocasión a mi curso le tocaba disfrazarse de animales. El disfraz de perrito dálmata fue uno de los que pudimos encontrar en los locales de Concepción. Recuerdo que durante esa marcha estuve increíblemente acalorada por el grosor del material pero muy contenta con mi disfraz. Al llegar a mi casa a mi mamá se le ocurrió tomar ésta fotografía con todos mis peluches, ya que decía "yo me veía como uno más".

Carmen, Pili, Nora.

En esta fotografía se encuentra mi abuelita Silvia San Miguel al lado de su hermana María Angélica San Miguel en uno de los tantos encuentros sociales que realizaban en el gimnasio "Marcos Serrano" de Tomé.

Huerta en pueblo de San Fernando de arvejas, zanahorias y habas. Cerca de ahí la señora dueña de la huerta criaba conejos en un hoyo en la tierra, como a tres metros de profundidad, los conejos tenían varias cuevas a las cuales le ponía puerta para pillarlos cuando los necesitaba. Eran muchos los conejos, de todos los colores.